Luego de caminar unos minutos por el peatonal, que a las 3am es singularmente amigable y oscuro, llegamos al lodazal. Justo en la puerta, desamparada como siempre y sin el brillo de otros tiempos, Lucecita Sin Brillo ve a los nómadas de la noche llegar en masa, convergiendo en ese agujero negro que todos conocemos como " El Lodazal ". Una vez ella fue estrella de ese antro. Una vez ella llenó la tarima. Una vez ella fue niña.
Al llegar, y estar a tan poca distancia de ella, no resisto la tentación y he de cuestionarle lo que muchos me han preguntado; Por que no puedes entrar al agujero negro ya? Ella dice, en tono sombrío, y con voz ronca y apresurada, cual si fuera Paquita la del Barrio: a mi no me dejan entra' pol la sssedula, coñaso, pero'el benticuatro 'e dicienvre 'toyyoahí, tuberá". En otras palabras, las nuevas medidas de restricción con el fin de evitar a la fiscalía, están opacando el ascenso de una estrella colapsada. Me hacía gracia verla saltar de esquina en esquina en los viejos tiempos. Pero volverá. Igual que la gripe. Peor!
La entrada al lugar, es deprimente como siempre. Y peor fue al ver que mientras subía la escalinata que conduce al almacén de personalidades incoherentes, venía bajando mi ex-amiga la CardyOloga. Otra, cada dia mas gorda, obesa, y desatinada. No resistí el impulso y le envié via gritos, dos o tres insultos dirigidos a sus recientes acciones con respecto a los mensajes que me envia por el messenger. Ni se inmutó. Eso me gustó! He de aprender de su ejemplo.
Termina la escalinata, y llegamos al counter, donde la gordita que cobra la entrada, me saluda con premura. Nos adoramos de otros tiempos, en los que yo pagaba por sus servicios. De comida! Que mal pensados estos jóvenes de hoy! Bueno, había un especial de 3x2, así que permitimos a la gringa hacer el honor de invitarnos a entrar. Tan pronto lo hacemos, se detienen Mr King y Ms Gringa en el Bar, pues es hora de tomar otra de las verdes. Yo sigo en camino al baño, pues una bohemia es mas que suficiente para empujarme. En el camino, me topo con mi vieja amiga, La Diva. Alta, rubia y esbelta como siempre. Sus profundos ojos verdes han sido la perdición de muchos barcos. Y otras cosas. Pero nada, que nos saludamos, las cortesias usuales. Junto a ella, una vieja y poco resonada figura barrial, a la que le he oido sonar el nombre de Fela. Cortesias, saludos. Y entonces veo, saliendo del pipi-room, a Frances. Como siempre, Frances. Cortesias, abrazos, y nos ignoramos por el resto de la noche...
Continuara...
Al llegar, y estar a tan poca distancia de ella, no resisto la tentación y he de cuestionarle lo que muchos me han preguntado; Por que no puedes entrar al agujero negro ya? Ella dice, en tono sombrío, y con voz ronca y apresurada, cual si fuera Paquita la del Barrio: a mi no me dejan entra' pol la sssedula, coñaso, pero'el benticuatro 'e dicienvre 'toyyoahí, tuberá". En otras palabras, las nuevas medidas de restricción con el fin de evitar a la fiscalía, están opacando el ascenso de una estrella colapsada. Me hacía gracia verla saltar de esquina en esquina en los viejos tiempos. Pero volverá. Igual que la gripe. Peor!
La entrada al lugar, es deprimente como siempre. Y peor fue al ver que mientras subía la escalinata que conduce al almacén de personalidades incoherentes, venía bajando mi ex-amiga la CardyOloga. Otra, cada dia mas gorda, obesa, y desatinada. No resistí el impulso y le envié via gritos, dos o tres insultos dirigidos a sus recientes acciones con respecto a los mensajes que me envia por el messenger. Ni se inmutó. Eso me gustó! He de aprender de su ejemplo.
Termina la escalinata, y llegamos al counter, donde la gordita que cobra la entrada, me saluda con premura. Nos adoramos de otros tiempos, en los que yo pagaba por sus servicios. De comida! Que mal pensados estos jóvenes de hoy! Bueno, había un especial de 3x2, así que permitimos a la gringa hacer el honor de invitarnos a entrar. Tan pronto lo hacemos, se detienen Mr King y Ms Gringa en el Bar, pues es hora de tomar otra de las verdes. Yo sigo en camino al baño, pues una bohemia es mas que suficiente para empujarme. En el camino, me topo con mi vieja amiga, La Diva. Alta, rubia y esbelta como siempre. Sus profundos ojos verdes han sido la perdición de muchos barcos. Y otras cosas. Pero nada, que nos saludamos, las cortesias usuales. Junto a ella, una vieja y poco resonada figura barrial, a la que le he oido sonar el nombre de Fela. Cortesias, saludos. Y entonces veo, saliendo del pipi-room, a Frances. Como siempre, Frances. Cortesias, abrazos, y nos ignoramos por el resto de la noche...
Continuara...
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